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III - LA MISIÓN EDUCATIVA DE LOS CENTROS IT: SU PROPUESTA EDUCATIVA

"Yo os pido un sistema nuevo, un nuevo método...
...Inspirado en el amor" (Poveda)

III.A - Raíces povedanas.

 

Una mirada a nuestras raíces nos aproxima a Pedro Poveda, a las convicciones y a las propuestas educativas  de este hombre, de este sacerdote, que descubrió en la fe el secreto del “humanismo verdad” que es la clave de su pedagogía. Hace más de cien años comenzó Poveda su tarea educativa, una tarea que se actualiza día a día porque su pensamiento y sus proyectos se han ido encarnando y enriqueciendo con las aportaciones de muchos seguidores y colaboradores que somos a la vez receptores de una herencia educativa y sujetos comprometidos en innovarla permanentemente respondiendo a los desafíos emergentes.

La pedagogía de la proximidad

Pedro Poveda fue ante todo un creyente y su compromiso histórico en el campo educativo nace de su experiencia cristiana. En el Evangelio descubre el valor de la pedagogía de la proximidad en los procesos educativos, una pedagogía  que exige a los educadores asumir diversas funciones: el conocimiento del contexto y la cultura cotidiana que viven los alumnos;  la atención personalizada y cálida a cada uno de ellos;  el descubrimiento de las  necesidades vitales y educativas, de las posibilidades y de las oportunidades de ayuda que ofrece la relación humana cercana y entrañable y la escucha permanente de sus expectativas, miedos y esperanzas.

Una educación inspirada en el amor
La propuesta y la  acción educativa que acomete Poveda lleva implícita el doble compromiso práctico y efectivo de dar respuesta a los desafíos socioculturales del entorno que analiza con atención y pretende transformar y, para ello, ofrecer educación como el mejor servicio que puede ofrecerse a cada persona y a la sociedad.
Parte de la convicción de que cada persona guarda en su interior un tesoro que tiene que reconocer y sacarlo a la luz mediante la educación y para hacerlo posible se requiere un clima educativo semejante a la convivencia familiar. La alegría, la sencillez, la participación, son también  notas inconfundibles en estos centros que hacen atractivo los aprendizajes. Las relaciones cercanas entre profesores y alumnos facilitan que estos se muestren tal cual son, condición imprescindible para conocerles y se les pueda educar.
Propone una pedagogía, unos métodos, unos procedimientos, inspirados en el amor,  que tiene en cuenta el cultivo y la expresión de los sentimientos, que atiende con especial cuidado a los alumnos en desventaja  y descubre posibilidades ignoradas por el propio sujeto y el momento en el que la intervención educativa va a ser mejor recibida.
A los alumnos les pide Poveda que sean los verdaderos protagonistas en el proceso de su formación  que han de asumir con la responsabilidad y el esfuerzo que requiere  el estudio serio.

El Evangelio como referencia fundamental 
La originalidad de nuestros centros consiste en su inspiración cristiana con los acentos y rasgos  povedanos.  El Evangelio es su primera referencia y su instancia crítica.
La opción de elegir el Evangelio como referencia y como opción de vida – como hizo y nos pide Poveda – lleva a recrear  en los ambientes educativos el estilo de relación de Jesús con sus contemporáneos: el respeto, la paciencia,  la comunicación, la  personalización, la gratuidad, la compasión. Esta opción plantea  la educación con un claro eje estructurador: la opción por la persona y de un modo prioritario por los últimos, por los  que tienen más desventajas, por los alumnos más vulnerables, por los que tienen carencias más acusadas. En el Evangelio se descubren razones para la esperanza,  enfoques y signos para la vivencia de un verdadero humanismo y un rostro de Dios siempre compasivo con el ser humano.
La maduración humana de la persona, que es un  ser relacional, necesita una comunidad educativa en la que, entre otras muchas acciones formativas, se narre la historia de Jesús, su manera de relacionarse con los hombres y mujeres de su tiempo, su predilección por los últimos, el perdón otorgado a los enemigos; una narración que a la vez ha de ser  vivida y testimoniada.

La verdadera vida humana
Una convicción fundamental en el humanismo de Poveda y en su propuesta educativa es que la relación con el Dios de Jesucristo es imprescindible a los que han de vivir una verdadera vida humana,conscientes de su propia dignidad y autonomía personal  y de su responsabilidad  consigo mismo, con los demás seres humanos y con la naturaleza. Esta relación no anula ni ensombrece la peculiaridad de cada uno, por el contrario, motiva y empuja desde dentro a potenciar todo lo bueno que cada persona puede llegar a ser y puede realizar en la vida.
 Poveda insiste en  la urgencia de “manifestar la fe”,   de “confesar a Cristo”, en todos los ámbitos, también en el ambiente escolar y académico,  para que los alumnos puedan conocerle y vivir la experiencia de lo que él considera esa verdadera vida humana. No habla sólo de la coherencia entre el hablar y el hacer, sino que afirma la exigencia ineludible de dar testimonio de la opción de sentido que orienta toda la vida del cristiano, aunque ello suponga dificultad e incomprensión. La manifestación de la  fe ha de tener  presente el contexto sociocultural para que el mensaje sea significativo a los destinatarios y mantener un diálogo lúcido y  entrañado con el mundo que hoy  se define como plural en creencias, valores y modos de entender la existencia y la historia.

Diálogo fe-ciencia

Poveda es un hombre de diálogoe intenta tender puentes entre la fe y la ciencia, entre la fe y la cultura pues está convencido de que no son incompatibles y de que la experiencia creyente y el crecimiento autónomo de las personas y grupos sociales no se oponen. Sus textos escritos, pero sobre todo su praxis, son un ejemplo de esta opción que fue muy visible en su propia vida  y también en la obra que él fundó, la Institución Teresiana.
Avisa a los miembros de la Institución y a sus colaboradores, y hoy tiene máxima actualidad esta llamada de atención, que ese diálogo, que requiere estudio y argumentos muy serios, no puede confundirse con el diluir ni acomodar la identidad cristiana a las corrientes de pensamiento dominantes: “Creer bien y enmudecer no es posible”. Para Poveda “no solamente traiciona su fe quién la abandona abiertamente, sino aquel que no la confiesa públicamente.”

Profesores preparados y con vocación educadora

Consciente de la vulnerabilidad humana Poveda planteó la educación como una tarea de proximidad, de afecto, de compañía y de orientación y contó para ello con unos profesores preparados profesionalmente, conocedores del contexto y de los destinatarios, coordinados en el trabajo, impregnados de fortaleza y amor y que mantuvieron un diálogo permanente con él para conocer, interiorizar y apoyar su proyecto.
Para asumir esta responsabilidad Poveda pedía a los profesores y profesoras que colaboraban en  sus centros poner en práctica los mejores métodos pedagógicos y las mejores cualidades de su personalidad,  una gran profesionalidad y vocación para este servicio. Además les animaba a mirar y conocer a fondo a Jesucristo para descubrirle como modelo y referencia fundamental en la educación que ofrecían.

Nuestros centros educativos nacen de esta inspiración

De esta inspiración nacen las obras educativas de la Institución Teresiana que tienen una identidad, una fisonomía y un estilo pedagógico propios. La memoria de  nuestras raíces es una  iluminación para el presente. La IT, sus obras educativas y sus proyectos nacieron para poner a Dios en medio de la cultura en un contexto marcado ya entonces  por una tendencia laicista que en la actualidad es mucho más acusada.
En  las propuestas educativas, de ayer y de hoy, se da una gran relevancia a las finalidades, los procesos, los métodos pedagógicos, la innovación y  formación del profesorado; a las interrelaciones en el ámbito escolar, con los padres y madres y con el contexto; a  la dimensión comunitaria de la tarea educativa que se pone de manifiesto en  el trabajo en equipo pues la educación ha de ser pensada y llevada adelante por el grupo de profesores y maestros comprometidos en el proyecto educativo del centro, contando siempre con el apoyo y colaboración de los padres.

 

III.B.  La oferta educativa de los centros IT.

Nuestra oferta educativa tiene en cuenta la interrelación que hay  entre la concepción de la persona que queremos formar, los procesos y experiencias pedagógicas que promovemos y la sociedad que pretendemos ayudar a construir.
Este planteamiento afecta tanto al modo de mirar y valorar la realidad,  como a la finalidad de lograr que la persona sea responsable de su propia vida y capaz de compromisos sociales y a los objetivos y metodología de las acciones educativas concretas: incorporar el estudio personal, la reflexión crítica y la colaboración con otros en los procesos de aprendizaje y adquisición del conocimiento;  aprender a vivir juntos y acoger la diversidad en una convivencia constructiva; integrar la perspectiva intercultural  como valor; responder a los desafíos educativos y sociales que las nuevas tecnologías de la información y la comunicación plantean.
Señalamos algunas líneas que configuran esta oferta educativa en nuestro contexto sociocultural.
 

  • UNA EDUCACIÓN EN CLAVE CRISTIANA

 

Educar en cristiano,
seriamente, razonablemente, sólidamente  (Poveda)

Siguiendo los enfoques y orientaciones de Pedro Poveda  la oferta educativa de los centros de la IT tiene un eje transversal educar en clave cristiana,  seriamente, razonablemente, sólidamente, y un modo concreto de ponerlo en práctica articulando la dimensión académica y pedagógica, la atención a los procesos educativos y la dimensión cristiana y evangelizadora. Nuestros centros son lugares abiertos al entorno que atienden de manera especial al desarrollo de la persona, que actualizan los procedimientos y métodos pedagógicos y cuidan la calidad de la educación de todos; lugares  que plantean la formación intelectual y la formación en valores en un clima de libertad y expansión que favorecen el diálogo y la participación, lugares donde se  mantiene viva y se cuida la referencia y vivencia de la fe cristiana.

Una educación entendida de un modo integrado

            Entendemos la educación en clave cristiana  de un modo integrado pues abarca muchos elementos: la conciencia de ser Iglesia, la antropología de inspiración cristiana que inspira los referentes fundamentales y los valores de sentido de nuestra pedagogía;  el modo de entender la educación integral como desarrollo de todas las capacidades de cada alumno, los procesos de búsqueda e interiorización de los conocimientos  que requieren necesariamente  motivación, actividad personal y estudio serio.
Otros elementos que visibilizan la educación cristiana son el clima educativo que se vive en el centro, marcado por la libertad, el respeto y la cordialidad; la  acogida e integración de todos los alumnos y alumnas, y de un modo especial de aquellos que tienen necesidades educativas y carencias especiales; la relevancia que se da a la formación académica de calidad, a la innovación, al compromiso serio con el  estudio, al trabajo bien hecho y a la responsabilidad y esfuerzo en los procesos de aprendizaje con una metodología que favorece el desarrollo de las capacidades de los alumnos/as.
Igualmente son indicadores de ese enfoque integral del proceso educativo la atención que se pone en la educación de valores humanos, sociales y cívicos y en la educación de los valores de sentido; la valoración del área de religión dentro del currículo escolar, el anuncio explícito del Evangelio en los momentos oportunos, la propuesta de tiempos y lugares para el encuentro con uno mismo y la experiencia religiosa,  la mirada creyente a la realidad,  la animación a participar en programas de voluntariado y solidaridad.

Una educación que explicita la fe en la sociedad pluricultural que vivimos
La  sociedad plural en la  que vivimos, que reconocemos como riqueza, es una oportunidad  para revisar nuestras concepciones y prácticas educativas,  expresar con convicción que el Evangelio es el primer referente de nuestra propuesta y responder a la demanda creciente de encontrar sentido a la vida personal y a los acontecimientos de la historia humana.
             Para que nuestros centros sean ámbitos de evangelización en la línea de la identidad y misión de la IT es preciso que la sensibilidad y los valores evangélicos se manifiesten en el modo de mirar y analizar la realidad, en la organización y estructuras escolares, en las relaciones interpersonales y laborales, en la actividad docente y actividades extraescolares, en la atención a la diversidad y la adecuación de la propuesta educativa y pastoral a los diferentes destinatarios, en la prioridad por los más desfavorecidos.
 
La educación de la fe en el ámbito escolar
Un objetivo de la educación en clave cristiana es promover la educación de la  fe de los alumnos y para ello es imprescindible que sepamos expresarla con un lenguaje y con unas obras significativas para los niños y adolescentes de hoy, asequible a sus conocimientos previos y capaz de satisfacer sus más profundas necesidades y expectativas. Ayudarles a descubrir los signos de la presencia de Dios en nuestro tiempo y en nuestras calles, interpelándonos vivamente. 
La comunicación de la fe es posible si estamos convencidos de que tenemos algo valioso que ofrecer y que merece la pena comunicarlo. La transmisión de la fe exige la creación en los centrosde espacios de diálogo y contraste sobre cuestiones fundamentales que han de ser estudiadas, profundizadas y compartidas:

  • el lugar central que han de tener las víctimas de la sociedad en la construcción de una cultura de la paz,  la justicia y la solidaridad.
  • la referencia cristiana explícita, en coherencia con nuestra tradición povedana.
  • la necesidad de una inculturación de la fe poniendo en el centro a la persona en el contexto de su propia cultura.
  • Una formación que posibilite la conciencia creyente de ser Iglesia, de participar responsablemente en ella  y  el diálogo intercultural y el diálogo interreligioso.

 

  • UNA EDUCACIÓN EN CLAVE HUMANIZADORA

 

“Yo quiero, sí, vidas humanas,
casas donde el humanismo impere”(Poveda)

La educación es un elemento fundamental y necesario en la formación de la persona humana y en la transformación social. Hay una interrelación entre el perfil de la persona que formamos, las experiencias y actividades formativas que promovemos y los cambios sociales que pretendemos apoyar desde las propuestas educativas.

Enfoque socioeducativo

El enfoque socioeducativo de nuestra propuesta subraya como valores fundamentales la dignidad de la persona, su autonomía y su responsabilidad social.  Esta perspectiva  se enriquece con una convicción que de manera intencionada y clara expresó P. Poveda: para lograr la gestación de vidas humanas  han de estar presentes de modo irrenunciable en los ámbitos educativos dos indicadores, la referencia a los valores del Evangelio como inspiración e instancia crítica  y el objetivo explícito de la evangelización.
En el pensamiento de Pedro Poveda la tarea educativa consiste en lograr  identidades humanas, autónomas y responsables,  que miran con afecto a la realidad y asumen, en comunión  con otros, el compromiso de su transformación desde la óptica de los empobrecidos que en nuestra sociedad tienen rostros concretos: sujetos con carencias socioculturales,  económicas, de marginación social, discapacitados en todas su formas, inmigrantes. 
 “Yo quiero, sí, vidas humana” ypara lograr esas personas con conciencia de su dignidad, autónomas y comprometidas socialmente,  “pretendo comenzar por henchir de Dios a los que han de vivir una verdadera vida humana…”.

Enfoque cristiano: el  verdadero humanismo
La pedagogía de Poveda hace de la referencia a Jesucristo la clave fundamental de toda su estructura pues aporta a la educación un horizonte de sentido para la vida humana y unos criterios morales para la convivencia.  
“La Encarnación bien entendida, la persona de Cristo, su naturaleza y su vida dan la norma segura para llegar a ser santo, con la santidad más verdadera, siendo al propio tiempo humano, con el humanismo verdad”

 A los educadores nos corresponde manifestar a los alumnos y alumnas el poder humanizador de la fe cristiana;  que vean con hechos que creer en Dios es reconocer en toda su dignidad a la persona y oponer un veto inquebrantable a toda explotación, exclusión o manipulación  de cualquier  ser humano  reconocido por los cristianos como hijo de Dios.  Que vean que la fe afecta también a las estructuras de la vida social  y lleva al compromiso en la transformación de estas estructuras haciéndolas más justas y humanas. 

Enfoque pedagógico: el valor central de la persona

En la pedagogía de Poveda  hay una afirmación muy explícita del valor fundamental de la persona y todas las acciones educativas confluyen en la pretensión de ser una ayuda, un impulso y una guía para el desarrollo integral de las capacidades que tiene cada alumno y alumna en un proceso que mira a la plenitud de su personalidad.

  • La persona es un misterio, guarda en su interior  un tesoro oculto a la vista, su identidad no se agota en el rostro, ni en  la apariencia, ni en la exterioridad. A la  pedagogía corresponde ayudar a descubrir y sacar a la luz ese  tesoro interior.
  • Cada persona es un ser único y diferente ypor eso la educación ha de ser personalizada, atendiendo a las características individuales y sociales de cada uno.
  • La persona es un ser vulnerable y la pedagogía debe enseñar a afrontar la  precariedad y a mirar de cara el sufrimiento,  las dificultades, la enfermedad y la muerte.
  • La persona es un ser sociable y con capacidad de comunicación, por eso el proceso de maduración se realiza siempre en el seno de una comunidad humana. En la relación con los demás descubre el ser humano quién es él y quiénes son los otros, la igualdad de todos, las diferencias, la interdependencia.
  • La persona es un ser racional;  es un ser libre, con una  libertad limitada por circunstancias de tipo biológico, cultural, social y económico. El proyecto educativo ha poner la atención en  la educación de la libertad para hacer opciones fundamentales en la vida.
  • La persona es un ser inmerso en la naturaleza con un derecho a participar de toda su riqueza y un deber de respetarla,  cuidarla y optar por un desarrollo sostenible. La pedagogía tiene que atender este importante aspecto.
  • La persona es un ser inquieto y abierto a la trascendencia por eso en la pedagogía inspirada en Poveda se provocan preguntas y se ofrecen  respuestas que ayudan a  descubrir el sentido que tiene toda experiencia humana y  el significado último de la vida y de la muerte.  La tarea de formar personas  está estrechamente ligada a la visión de la finalidad última de la existencia humana que no es otra que el proyecto de Dios para todos y cada uno de los seres humanos.
  • UNA EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANÍA

“Todos hemos de cooperar... cada cual tiene su sitio
su deber, su responsabilidad” (Poveda)

 

Formación de sujetos participativos, gestores de paz

A la invitación de Poveda a ser gestores de paz hay que responder en el campo escolar promoviendo una educación que favorezca la superación de  prejuicios y que afronte la resolución de conflictos a través del diálogo y la búsqueda de consensos. Los valores de la paz y la justicia y el compromiso de solidaridad  han de ser en los centros IT criterios morales de iluminación y generar actividades y procesos  formativos que motiven el paso del individualismo a la búsqueda  del bien de todos y al ejercicio práctico de la ayuda mutua, de  la cooperación y  la solidaridad.
En contextos de  tensiones y  violencia social cada vez más generalizada, en sociedades plurales como las nuestras, consideramos imprescindible formar personas que sean sujetos activos y participativos  en la sociedad,  comprometidas en el reconocimiento de los derechos humanos de todos, capaces de hacer análisis rigurosos y de  expresar lo que piensan, de argumentar, de escuchar, debatir y buscar consensos.

Educar en la ciudadanía

Educar para la ciudadanía conlleva aprender a vivir como miembros de una sociedad y un pueblo concretos pero, al mismo tiempo, aprender a superar  prejuicios, estereotipos y fronteras. Sin renunciar a las propias raíces y tradiciones culturales desde la educación hay que motivar el conocimiento y la apertura a otras culturas, sensibilidades y visiones de la realidad y llevar a cabo verdaderas experiencias de ciudadanía. Todo ello enlaza con el reconocimiento de la fraternidad universal a la que invitan los valores evangélicos que conforman el carácter propio de nuestros centros.
La acción educativa se convierte en un instrumento que colabora a la construcción de la paz. cuando trabajamos pedagógicamente conceptos como la justicia social, la reconciliación, la solidaridad, el bien común, la hipoteca social de todos los bienes, el cuidado del medio ambiente, y todas las categorías muy explícitas en la Doctrina Social de la Iglesia.

Reconocimiento de la diversidad

Un criterio de orientación sobre el papel de la educación cristiana en la construcción de la ciudadanía en el campo educativo es éste: promover el paso de la atención exclusiva  en la  cultura hegemónica al reconocimiento de  la diversidad cultural y a las relaciones integradoras.

Para ello debemos afrontar  varios desafíos:

  • buscar la verdad en todas las áreas académicas, en todas las culturas y desmontar el carácter autosuficiente otorgado a la razón científica o a la propia cultura.
  • apostar por el diálogo interpersonal e intercultural, que aporta lo mejor de sí, que sabe escuchar y que lleva a un enriquecimiento permanente.
  • dar relevancia al  carácter comunitario y contextual de todo sujeto humano y reconocer la importancia que para él tienen  sus raíces y su tradición cultural.
Educar en valores éticos

Cada día es más necesario afrontar seriamente la educación moral y la educación en valores humanos y sociales en nuestros centros.
Frente al relativismo imperante  se impone promover unos criterios éticos y comportamientos morales compartidos  por todos como una moral de mínimos exigible a toda la ciudadanía, así como  las referencias,  principios éticos y compromisos de la moral cristiana que es una exigencia para los que participamos de esta creencia religiosa. Como nuestros centros son cristianos tienen que hacer explícita  y visible la oferta de unos valores que desde la fe en Jesucristo orientan y dan sentido al  quehacer educativo.
El amor, con sus diferentes nombres, es lo más específico de la moral cristiana. A partir de esta referencia fundamental subrayamos en nuestra propuesta educativa el valor absoluto de la persona capaz de amar y  de ser amada,  el respeto que merece, la fuerza de conversión que el amor tiene, el deber de prestar servicio y ayuda  a cualquier persona que tiene necesidad, la preferencia por el débil, la defensa de los derechos de todos, la implicación en la transformación social.
La meta de la educación moral consiste en la formación de un sujeto libre, con criterios que orienten su vida, que sepa elegir el ser frente al tener, la solidaridad frente al individualismo, la colaboración frente a la competitividad, el sentido crítico frente a la pasividad, el esfuerzo frente al pasotismo, el respeto frente a la intolerancia.
                       
4. UNA EDUCACIÓN CONTEXTUALIZADA

“No con palabras sino con obras.
Comenzar haciendo” (Poveda)

La mirada creyente a la realidad, al contexto cercano y al mundo nos ayudará a responder a la  pregunta ¿dónde estamos? para  luego actuar con obras y como nos pedía Poveda comenzar haciendo.
Ante los rasgos que presenta la sociedad actual, que ya hemos enunciado, proponemos algunas líneas de actuación en el ámbito escolar:

  • Ayudar a los alumnos/as a reconocer que el mundo no tiene un sólo centro y a descubrir la relevancia de cada cultura y de cada pueblo.
  • Motivar y promover un cambio radical en los alumnos: pasar  del olvido a la atención afectiva del otro, sean personas, grupos humanos, países, continentes.
  • Trabajar con intencionalidad la pedagogía del sentido para despertar las conciencias dormidas de los adolescentes y jóvenes.
  • Asumir en nuestras propuestas educativas estas perspectivas:
  • El reconocimiento del pluralismo y de la diversidad de nuestra sociedad  que exige la formación de personas conscientes de su  identidad y capaces de respetar y  de dialogar con otros.
  • La interdependencia como un rasgo positivo. 
  • La consciencia de la complejidad de los procesos sociales y educativos,  que nos lleva a la pregunta, a la exploración y al reconocimiento del error como una fuente de aprendizaje.    

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